Los Blavets, el alma de Lluc desde el siglo XVI

La Escolanía más famosa de Mallorca está compuesta por niños y niñas de diversa procedencia que adquieren valores religiosos y humanos en amplias jornadas de estudio escolar y musical

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Galería. El día a día en la vida de un Blavet

JOAN PONS. LLUC La historia de la Escolanía de Lluc data del siglo XVI, cuando el prior Vaquer decidió acoger a unos niños en el Santuario para que atendieran el culto de la Virgen. Desde entonces Lluc siempre ha contado con un grupo de Blavets, a pesar de las dificultades sociales o económicas que hayan surgido a lo largo de los años. Lluc y sus Blavets han sobrevivido con el apoyo de las familias mallorquinas que han optado para que sus hijos formaran parte de la Escolanía con la correspondiente formación escolar y musical. Hecho que ha venido corroborando la gran cantidad de antiguos Blavets que, gracias a la formación recibida en el Santuario, actualmente ocupan algún cargo de responsabilidad en la sociedad de Mallorca

Con el paso de los años, la situación ha evolucionado desde una residencia estricta en la que los Blavets sólo abandonaban el lugar en periodos vacacionales de Semana Santa, Navidad y unos pocos días del verano, a un régimen más abierto que incluso ha desembocado, desde el curso 2006-2007, en la incorporación de niñas al coro, lo que en un principio se había sido reservado únicamente a los niños. Durante el primer año, se incorporaron tres niñas que iban a dormir a ca ses Monges, aunque posteriormente se construyó un dormitorio para ellas.

Hoy la escolanía ofrece más ventajas que años atrás. La posibilidad de un régimen más abierto incluye la posibilidad de pernoctar en sus propios hogares, pero la mayoría de Blavets han decidido quedarse en el Santuario, como manifiesta Joan Comas, coordinador de las tres áreas que integran la Escolanía: la escolar, la residencial y la musical.

El área musical, fundamental
El área musical es fundamental para la existencia de los Blavets. Su director, Ricard Terradas, manifiesta que "la formación musical que estos niños reciben diariamente está centrada en el canto coral y en la práctica de algún instrumento, lo que permite a la escolanía estar preparada para cantar cada día y ofrecer conciertos en la isla y fuera de ella". Además, hay profesores que imparten clases de piano, flauta, viola y violín. Los profesores proceden de diferentes partes de la isla.

Pilar Ventura, jefa de estudios, conoce el funcionamiento de la Escolania desde hace años y ha visto de cerca su evolución. "Antes, los niños eran mayoritariamente de familias mallorquinas, ahora hay una gran diversidad y también se oye hablar el castellano, y no exclusivamente el catalán". En la actualidad, hay alumnos de nacionalidad argentina, alemana, danesa y rumana, además de los mallorquines, procedentes en su mayoría de la Part Forana. En este sentido, cabe recordar que Lluc fue una de las primeras escuelas de la isla en impartir enseñanza en la lengua propia, si bien no era oficial. Algunos padres de la comunidad se encargaban de transmitir a los alumnos los conocimientos sobre el catalán, que es la lengua prioritaria en el centro.

La jefa de estudios explica además que, a pesar de la diversificación de procedencias y edades de los alumnos, "grandes y pequeños conviven juntos y aprenden unos de otros". Recuerda también que hay blavets que, una vez fuera del Santuario, "vuelven a ver al a gente y a recordar los años que estuvieron aquí". Respecto a la integración de las niñas, "las maestras ejercían un poco de madres junto a las monjas franciscanas".

Valores religiosos y humanos
El área de la residencia cubre el fin del horario escolar hasta la mañana siguiente y se convierte en el espacio ideal para fomentar los valores religiosos y humanos. así como una educación basada en el respeto entre el alumnado de diversas edades que comparten horas de patio, comedor, dormitorios o sala de juegos.

Para cualquier blavet, la jornada empieza a las 7 de la mañana, cuando uno de los educadores del centro los despierta con música para empezar la jornada a las ocho con las respectivas clases regladas de E.P. o ESO impartidas por profesores que diariamente suben a la Serra para enseñar temáticas que no difieren de los otros centros de la isla. A partir de este curso, los alumnos cuentan con ordenadores cedidos por la conselleria de Educación y Cultura.

La jornada escolar finaliza a media tarde, si bien a mediodía tienen una hora de descanso para comer. Una vez finalizadas las clases, la protagonista es la música, con las clases de lenguaje musical, canto coral y la práctica de un instrumento. A cualquier blavet se le ofrece la posibilidad de poder adquirir estos conocimientos musicales de forma gratuita.

Un día de convivencia de los blavets es muy denso, ya que además de las clases musicales y escolares, deben dedicar tiempo al estudio personal hasta que a las 22 horas llega el descanso para reponer fuerzas para la jornada siguiente.

A nivel litúrgico, los alumnos tienen la costumbre de cantar la Salve diariamente a las 11,15 y a las 16,45 horas. También cantan todos los domingos en la misa de las 11 horas, con la presencia de sus padres, y participan activamente en las celebraciones musicales de Navidad y Semana Santa.

Los niños animan el Santuario
Los verdaderos protagonistas y pilares de la Escolanía son los niños y niñas que a diario participan y dan vida al Santuario cantando cada día en la basílica. Para muchos de los visitantes, Lluc no es lo mismo cuando los Blavets están ausentes por vacaciones o bien por haber viajado con motivo de alguna actuación fuera de la isla, lo que sucede una o dos veces al año.

Una de las niñas integradas en la Escolanía es Maria Rosselló, que lleva unos cuantos años cantando. Este año finaliza sus estudios de segundo de ESO en el centro y comparte la semana entre su localidad, sa Pobla, y Lluc. Considera que ser blaveta ha sido "una etapa más" de su infancia, una experiencia que cree "única" y que le ha aportado más autoconfianza y "conocimientos musicales, escolares y humanos". Maria se manifiesta satisfecha por haber interpretado en varias ocasiones la Sibil·la.

El día a día de la Escolanía ha sido posible porque siempre ha habido familias que han querido que sus hijos recibieran la educación en el Santuario y por ello hay muchos antiguos blavets en la isla.